Muy buenas, bienvenido de nuevo al blog de Coreco Medical Lab. En esta ocasión tratamos sobre los refrigeradores para vacunas veterinarias y otros medicamentos termolábiles usados por veterinarios.
Los refrigeradores para vacunas veterinarias desempeñan un papel crucial en la salud preventiva tanto de las mascotas con las que compartimos nuestro hogar como en la industria ganadera. Estos frigoríficos para vacunas veterinarias, permiten preservar la efectividad de aquellas vacunas que requieren bajas temperaturas de almacenamiento, por un mayor período de tiempo.
Entre los tipos de vacunas más utilizadas en medicina veterinaria están las vacunas de virus vivos modificados (MLV), las vacunas muertas con adyuvantes y las vacunas recombinantes. Estos distintos tipos de vacunas requieren también diferentes condiciones de temperatura durante su transporte y almacenamiento. Por ejemplo, las vacunas MLV requieren una gran atención a la cadena de frío porque tienden a ser más sensibles al calor que otros tipos de inmunizaciones.
La vacunación, cada día más importante
La vacunación se ha convertido en una estrategia fundamental en la prevención de enfermedades veterinarias, ya que repercute directamente en la salud humana y en las ganancias de la industria ganadera.
Todo veterinario teme el brote de alguna enfermedad para la cual su ganado ya ha sido vacunado. Cuando esto sucede, comúnmente se piensa que la vacuna estaba defectuosa desde su origen. Sin embargo, a pesar que la vacuna es una parte importante de la prevención, se pasan por el alto otros aspectos claves en el éxito de un proceso de vacunación. Uno de los procesos más importantes – y muchas veces poco considerado- para garantizar el éxito de las inmunizaciones es el almacenamiento ininterrumpido de las vacunas bajo las condiciones de cadena de frío idóneas.
Muchos ganaderos pueden gastar mucho dinero en un lote de vacunas, pero el almacenamiento y el seguimiento de la cadena de frío suele trivializarse.
¿Qué es la cadena de frío?
En primer lugar es importante conocer que la cadena de frío es una cadena de suministro con temperatura controlada que se utiliza para mantener un rango de temperatura baja deseado. Este proceso garantiza que las vacunas y otros medicamentos veterinarios -que requieran refrigeración- se mantengan siempre dentro de un rango de temperatura estable y no pierdan su efectividad.
Prácticamente todas las vacunas utilizadas en la medicina veterinaria de pequeños y grandes animales, incluyendo las formas liofilizadas y líquidas, deben almacenarse en la oscuridad entre 2°C y 8°C, lo que se conoce como «temperatura de refrigeración». Esta temperatura de refrigeración debe ser respetada en todo momento desde la fabricación de la vacuna hasta su administración en el animal.
Dado que las vacunas son muy sensibles a los cambios extremos de la temperatura, ya sea frío o calor. Un alza de temperatura y la exposición constante a la luz solar (por el efecto de la luz ultravioleta) provoca degradación de los preservantes, adyuvantes y de los antígenos propios de la vacuna, provocando la ineficacia de la inmunización. Por otro lado, cuando la temperatura baja demasiado o se congela el adyuvante puede separarse del antígeno y formar un precipitado microscópico que suele provocar una reacción inflamatoria local en el animal luego de la inoculación, la cual puede llegar a ser grave. Otro efecto del almacenamiento de vacunas a muy bajas temperaturas es la pérdida de la efectividad y una menor respuesta inmunitaria del animal.
¿Qué consecuencias tiene la falla de la cadena de frío sobre las vacunas veterinarias?
Cuando se pierde la cadena de frío y se provocan fluctuaciones de temperatura que escapan de las condiciones de refrigeración antes mencionadas, las vacunas suelen perder su efectividad profiláctica, lo que conlleva a una reducida respuesta inmunitaria del animal ante el agente infeccioso y la posibilidad de que éste desarrolle la enfermedad para la cual ya ha sido vacunado.
En el peor de los casos, no sólo afectará a un solo animal sino que habrá una situación de brote de dicha enfermedad en el ganado local y aledaño. Este fracaso en el proceso de vacunación se traducirá en importantes pérdidas económicas para la industria ganadera.
La falta de respuesta inmunológica y el desarrollo de enfermedades -a menudo de origen bacteriano- por parte del animal, inducirá a un mayor uso de antibióticos para combatir dicha infección, lo que a su vez, podría generar consecuencias en la salud humana al consumir productos ganaderos. Una de estas consecuencias puede ser la generación de intoxicaciones provocadas por los mismos antibióticos. Otra potencial consecuencia es el desarrollo de resistencia a los antimicrobianos por parte de las bacterias que suelen infectarnos. Por esta razón, los gobiernos y los distintos organismos de supervisión ganadera han instaurado políticas para justificar y controlar de forma más rigurosa el uso de antibióticos.
Un ejemplo de vacuna básica
Un buen ejemplo de esta situación adversa es la vacuna contra la diarrea viral bovina (DVB). El virus de la DVB no es tratable y los animales infectados permanecen en esta condición de por vida, teniendo también la capacidad de infectar a otros animales. Los animales infectados por este virus están inmunosuprimidos y tienen una mayor susceptibilidad a ser infectados por otros agentes patógenos en la granja.
Las vacunación contra el virus DVB desempeña un rol crucial en el control de esta enfermedad. Por ejemplo, la diarrea viral bovina se considera uno de los mayores retos sanitarios en la industria ganadera del Reino Unido, ya que se estima que esta enfermedad le cuesta a los ganaderos británicos cerca de 61,1 millones de libras esterlinas al año, entre pérdidas de recursos y gastos de control epidemiológico.
En definitiva, las vacunas son la herramienta preventiva más sostenible y eficiente para mantener la salud y el bienestar de los animales, sin afectar la salud humana. Por lo tanto, una falla en la cadena de frío podría desencadenar una situación de brote infeccioso, lo que inevitablemente provocaría problemas de salud en el ganado, mayor uso de fármacos que pongan en riesgo la salud humana y severas pérdidas económicas para la industria ganadera.
Transporte, almacenamiento y manipulación de vacunas veterinarias en frío
El transporte, almacenamiento, distribución y manipulación adecuados de las vacunas son cuestiones que a menudo se pasan por alto al crear o aplicar protocolos de vacunación. Entre el momento en que una vacuna sale de la planta del fabricante y el momento en que se inyecta en un animal, se presentan constantemente muchas instancias inadvertidas de contaminación o inactivación.
Al ser conscientes de estos posibles «puntos débiles» en un protocolo de vacunas, los técnicos pueden ayudar a garantizar que las vacunas no se vuelvan ineficaces debido a una manipulación inadecuada. La concientización sobre el éxito de la cadena de frío durante el transporte, almacenamiento y manipulación de las vacunas es muy alta para las vacunas inoculadas en humanos, lo cual debería replicarse en la industria ganadera, dado el alto consumo de productos cárnicos a nivel mundial y al cuidado que se debe tener en garantizar también la salud humana.
Se espera que con la misma dedicación y vigilancia, la comunidad veterinaria pueda ayudar a eliminar enfermedades animales como el parvovirus y la panleucopenia. Fortalecer todos los aspectos de los protocolos de vacunación, incluyendo el seguimiento de la cadena de frío, son la base de la salud animal y humana, y el fundamento para el incremento de las ganancias de la industria ganadera.
Consejos para almacenamiento de vacunas veterinarias que necesitan frío
La institución debe designar a una persona como el responsable principal para registrar las temperaturas del refrigerador y para encabezar los esfuerzos con el fin de mantener la cadena de frío de las vacunas. También se debe designar a una persona como su reemplazante en caso de que la primera persona no esté presente. Ambos deben conocer bien las tareas y estar actualizado de las distintas situaciones.
Las vacunas deben guardarse en su envase original, y las cajas deben rotarse para que el lote más nuevo (con la última fecha de caducidad) esté en la parte de atrás y se utilice en último lugar.
No se deben guardar alimentos ni bebidas en el refrigerador de las vacunas. Esto infringe las normativas internacionales de Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo. Además, abrir el frigorífico con frecuencia para recuperar los alimentos también puede provocar fluctuaciones de temperatura en el interior.
Control y registro de temperaturas
En relación al control y registro de la temperatura dentro del refrigerador de vacunas, se debe mantener un termómetro de buena calidad en el centro del refrigerador de las vacunas, y la temperatura del refrigerador debe comprobarse dos veces al día (es decir al comienzo y al final de la jornada laboral).
La temperatura debe registrarse en un libro de registro, con la hora exacta en que se comprobó y las iniciales de la persona que controla la temperatura; si la temperatura del refrigerador de vacunas está fuera del rango recomendado (es decir 2-8ºC), el registro proporciona un disparador visual para tomar medidas.
Si la temperatura está por encima o por debajo del rango recomendado, se requiere una investigación inmediata. Debe verificarse que las juntas de la puerta están intactas y que la puerta se cierra herméticamente. Se debe ajustar el termostato si es necesario, y llamar a un técnico de electrodomésticos si es necesario. La temperatura exacta y las medidas adoptadas deben documentarse en el libro de registro.
¿Y en caso de apagon?
En caso de apagón, no se debe abrir el frigorífico hasta que se restablezca el suministro eléctrico. Cuando se restablezca el suministro eléctrico, se debe comprobar y registrar inmediatamente la temperatura del interior del frigorífico, así como la duración del apagón. Las vacunas afectadas no deben desecharse, sino que deben marcarse y mantenerse separadas de los frascos no afectados.
Debe llamarse a los fabricantes de las vacunas para obtener orientación. Dependiendo de la duración del apagón y de la temperatura final en el refrigerador, las vacunas pueden seguir siendo utilizables. Si se prevé un corte de energía prolongado, las vacunas pueden trasladarse fuera de las instalaciones a un lugar que no se vea afectado.
No se han publicado estudios detallados sobre la degradación de las vacunas veterinarias expuestas a temperaturas inadecuadas. El almacenamiento a temperatura ambiente durante un par de horas es probablemente insignificante, pero se desconoce a qué temperatura y duración de la exposición la inactivación se convierte en un problema.
Existen estudios más detallados para las vacunas humanas y muestran que la tasa de inactivación varía considerablemente según el patógeno, la cepa, la formulación de la vacuna, el fabricante y las condiciones ambientales exactas.8 Por ejemplo, las vacunas contra el sarampión son bastante estables en la forma liofilizada, pero se inactivan a las pocas horas de la reconstitución.8
Consejos para el almacenamiento de vacunas
- Mantenga un termómetro de buena calidad en el refrigerador de almacenamiento de vacunas.
- Mantenga el refrigerador entre 2°C y 8°C.
- No sobrecargue el frigorífico.
- Guarde las vacunas en su embalaje original.
- Apilar las vacunas por tipo y rotar las existencias para que se utilice primero el lote con la fecha de caducidad más temprana.
- Registre la temperatura dos veces al día en una hoja de registro.
- Si la temperatura está por encima o por debajo de la recomendada, notifique al supervisor y llame a un técnico si es necesario.
- Asegúrese de que todos los miembros del personal cierren bien la puerta del frigorífico después de abrirlo.
- No almacene alimentos ni bebidas en el frigorífico de vacunas.
- Marque la toma de corriente del frigorífico con señales de «no desenchufar».
Consejos para Controlar el Transporte de vacunas
Las vacunas se transportan con frecuencia en las consultas de grandes animales y en las de pequeños animales. La cadena de frío debe mantenerse durante el transporte. Las vacunas deben guardarse en una nevera aislada. Se deben utilizar paquetes de hielo congelado o paquetes refrigerados según sea necesario para mantener la temperatura entre 2ºC y 8ºC.
La temperatura de la nevera debe controlarse y registrarse inmediatamente antes y después del transporte. Debe colocarse una capa de aislamiento entre la caja de vacunas y la bolsa de hielo para evitar el contacto directo, que podría provocar temperaturas de congelación en el vial de la vacuna.
La nevera debe mantenerse en la cabina de pasajeros del vehículo; las temperaturas en el maletero o en la caja del camión podrían ser demasiado altas en verano o demasiado bajas en invierno.
Consejos para la manipulación de vacunas
La eficacia de la vacuna también puede depender de la manipulación. Cuando se desarrolla una vacuna, se establece una dosis inmunizante mínima (DIM).
La MID representa la cantidad de antígeno que estará presente en la dosis de la vacuna en la fecha de caducidad.
Esto ayuda a dar a los productores la seguridad de que la vacuna ofrece protección hasta la fecha de caducidad si se manipula correctamente.
En el caso de las vacunas liofilizadas, sólo debe utilizarse el diluyente que se suministra con la vacuna. Generalmente, no es necesario refrigerar los diluyentes, pero suele ser más conveniente mantenerlos en el refrigerador con sus vacunas correspondientes.
Esterilización de agujas y jeringas
Siempre se debe utilizar una jeringa y una aguja nuevas y estériles para extraer y administrar una vacuna. Las vacunas no deben ser reconstituidas o introducidas en la jeringa hasta que se necesiten.
La vacuna reconstituida no sólo puede ser más sensible a la temperatura que la vacuna no reconstituida, sino que también existe el riesgo de contaminación bacteriana y de sobrecrecimiento si se deja la jeringa durante un período prolongado.
Además, existe el riesgo de «identidad errónea» porque muchas vacunas tienen un aspecto similar en la jeringa. En muchas ocasiones, se recomienda utilizar las vacunas en los 30 minutos siguientes a la reconstitución.
Algunas vacunas veterinarias están disponibles en viales multidosis. Cuando se utiliza un vial multidosis, el veterinario debe asegurarse de que el vial se ha mezclado completamente antes de retirar una dosis y tomar medidas para minimizar la contaminación del vial.
Deben seguirse los procedimientos estándar de seguridad con objetos punzantes para evitar pinchazos accidentales. Esto es especialmente preocupante en el caso de las vacunas contra la brucelosis porque el agente vacunal está vivo y es zoonótico.
Un programa de vacunas puede ayudar a prevenir muchos problemas potenciales para los productores. Sin embargo, si las vacunas no se almacenan y manipulan correctamente, el programa puede ser ineficaz.
La sensibilidad de las vacunas a los cambios de temperatura
Como detallamos anteriormente, las vacunas son muy sensibles a los cambios extremos de temperatura, ya sea de frío o calor. Generalmente, el alza de temperatura y la exposición constante a la luz solar (por efecto de la luz ultravioleta) provoca degradación de los preservantes, adyuvantes y de los antígenos propios de la vacuna, volviéndola ineficaz.
Por otro lado, cuando la temperatura baja demasiado o se congela el adyuvante puede separarse del antígeno y formar un precipitado microscópico que suele provocar una reacción inflamatoria local en el animal luego de la inoculación o da lugar a una vacuna menos eficaz y a una respuesta inmunitaria reducida.
Descongelar o volver a enfriar una vacuna que ha sido expuesta a temperaturas extremas no le devolverá su forma original. Si la vacuna ha sido expuesta a condiciones extremas, no debe ser administrada al animal y debe ser desechada.
Conclusión
La cadena de frío garantiza que las vacunas veterinarias se mantengan viables entre los 2⁰C y 8⁰C, desde su fabricación hasta su administración en el animal.
La pérdida de la cadena de frío puede provocar una disminución en la efectividad de la vacuna, reduciendo la respuesta inmunitaria del ganado y posibilitando que éste desarrolle la enfermedad para la cual ya ha sido vacunado. Esto se traduce en importantes pérdidas económicas principalmente en la industria ganadera.
Los refrigeradores para vacunas veterinarias son una parte muy importante del programa de vacunación ya que logran mantener esta cadena de frío asegurando su inversión y la salud de su ganado o del animal atendido.
La adquisición de equipos de refrigeración confiables acompañado de la supervisión necesaria y del correcto mantenimiento, transporte y manipulación de la vacuna garantizarán un proceso de vacunación exitoso en animales.
Esperamos que hayamos podido ayudarle a comprender la importancia de los refrigeradores para vacunas veterinarias. Muchas gracias por su interés, hasta la próxima.